Como hemos llegado a la estación del Skyrail antes de que abrieran hemos hecho tiempo viendo a una infinidad de ranitas del tamaño de una uña saltando entre nuestros pies y cuando han abierto hemos subido a una de las primeras cabinas. El trayecto ha sido impresionante subiendo desde el nivel del mar hasta casi 1000 metros y pasando por encima de las copas de los enormes árboles del bosque pluvial. En el camino hay dos paradas para dar un pequeño paseo por el monte y hacer algunas fotos.
Desde la segunda parada se pueden ver las Cataratas Barron que en época de lluvias deben ser espectaculares pero ahora andan algo secas aunque nos han gustado mucho.
Al llegar a Kuranda es cuando se han torcido un poco los planes. Es un pequeño pueblo con cuatro calles llenas de comercios para turistas que se ve entero en media hora. El problema es que aunque hemos llegado sobre las 10 el primer tren de vuelta no salía hasta las 2 por lo que estábamos atrapados allí por 4 horas. Para colmo nos hemos enterado que el tren tarda casi dos horas en hacer el recorrido porque va a la velocidad de los trenes antiguos y que luego un autobús te recogía y te llevaba al punto de partida de esta mañana, así que hasta las 5 no íbamos a ser libres de nuevo. El día perdido. Estaba la posibilidad de andar por algunos senderos en los alrededores para entretenernos pero a estas alturas no estamos ya para muchos trotes. O visitar alguno de los pequeños zoos temáticos que hay en el pueblo, el de los koalas, el de las mariposas, el de los animales venenosos o el de los pájaros, pero no nos llamaban la atención. Está todo calculado para que los incautos turistas pasemos en día en las tiendas o entremos en uno de los zoos de puro aburrimiento y que además hagamos el almuerzo en el pueblo. Una trampa el Skyrail este. Dejé a Vane en las tiendas y me fui a la estación a intentar vender nuestros billetes de tren, que no eran precisamente baratos, a algún turista que hubiera subido sin billete de vuelta. Nada. A todos les habían colado lo mismo. Algunos incluso me decían que también se sentían atrapados. Me volví a reunir con Vane y decidimos perder el dinero y comprar billetes de vuelta de nuevo en el telecabina, pero antes de eso se me ocurrió preguntarle a la taquillera si me cambiaba los billetes de tren por otros del telecabina y aunque le ha extrañado y ha tenido que hacer un par de llamadas al final ha colado. Y encima me tienen que devolver la diferencia de precio en la agencia donde compré los originales. Bien. ¡Y por fin libres! Qué mal sienta sentir que no puedes irte de un sitio cuando tú quieres.
Ya de vuelta en Cairns nos hemos ido a explorar un par de playas, a ver si podíamos darnos un baño y relajarnos, pero nada, playas muy bonitas pero cocodrilos a la vista, nada de meterse en el agua.
El plan de hoy incluía visitar otro parque natural con lagos, cataratas y eso, pero estamos ya tan cansados que hemos decidido pasar y quedarnos toda la tarde en la laguna de Cairns.
Mañana es nuestro último día. Esto se está acabando, qué depresión.
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