Y la excursión de hoy era en barco porque hemos ido a ¡la Gran Barrera de Coral! (¡yupiiiii!). Ha sido genial. Nos han explicado como bucear con bombona como si fuéramos niños pequeños y se han hecho las inmersiones por turnos de manera que había un instructor por cada dos alumnos. El primer minuto es el peor, cuando estás en el agua justo antes de sumergirte pero ya estás respirando el aire embotellado. Parece que no te entra aire suficiente y piensas que no vas a aguantar mucho tiempo así, casi dan ganas de abandonar pero en cuanto te sumerges todo cambia. Respiras con normalidad y te relajas y empiezas a disfrutar del espectáculo que tienes a tu alrededor: corales rojos, verdes, amarillos y azules, esponjas, estrellas de mar, anémonas, cientos de pequeños peces que te rodean, nadas con ellos, peces grandes, peces de todos los colores, grises, azules, atigrados, verdes, rojos y brillantes, planos o abombados, grandes conchas que se cierran si te acercas,... una barracuda y una tortuga nadaban también por allí, y algunos peces payaso se escondían entre las anémonas al vernos llegar. Con todo esto, la media hora de buceo pasó en un suspiro.
El resto del día lo hemos pasado descansando en el barco o buceando pero ya sin la bombona. No es lo mismo pero también se alcanzan a ver corales y peces que estén a poca profundidad, que aquí son muchísimos por lo que también se pasa muy bien.
A la vuelta como el muelle de Cairns está al lado de la laguna artificial (aquí también hay medusas y cocodrilos en la playa) nos quedamos bañandonos hasta casi atardecer y luego dimos una paseo por el centro para localizar el mercado nocturno, al que regresamos después de habernos duchado y descansado en el hotel.
Ha sido un día (otro) estupendo.
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