Cuando empezamos a planear el viaje Hoi An no estaba al
principio sino en el medio, de hecho está en el centro del país, por lo
que pensamos que sería el lugar perfecto para descansar después de la
primera semana y antes de acometer la segunda y decidimos pasar dos días
aparte del de llegada aquí, relajándonos en la playa. Pero cuando le
dimos la vuelta a los planes para encajar todas las visitas y los
transportes movimos Hoi An en el calendario como un bloque, los tres
días, sin pensar que al ser la primera parada no íbamos a necesitar ese
día de descanso, que ahora nos sobraba. Sobre la marcha hemos cambiado el plan para hoy y
bueno, a veces las cosas improvisadas salen muy bien y otras no tanto,
hoy no es que haya sido un desastre pero ha sido un "no tanto". Se puede
decir que hemos pinchado, pero siempre hay algún día del pinchazo en
los viajes y siendo optimistas podemos pensar que el de este viaje ha
sido hoy y que a partir de ahora va a ser todo genial.
El
plan improvisado consistía en que aprovechando que teníamos billetes de
tren comprados para ir esta noche de Da Nang a Ninh Binh y que en ese
recorrido hay que pasar por Hue, si nos íbamos a Hue en autobús por la
mañana podíamos visitar la ciudad en sí y su Ciudadela, reconocidos como
Patrimonio de la Humanidad, y a la noche coger allí mismo nuestro tren
para continuar hacia el norte. Un plan perfecto. En la agencia del hotel
nos han vendido los billetes de autobús a 4$, uno más que el precio en
la estación pero con la ventaja de que nos recogen en la misma puerta y
luego han llamado a la compañía de ferrocarriles para confirmar que
podíamos coger el tren en Hue en lugar de en Da Nang. Y ahí ha empezado a
torcerse todo. A pesar de que Hue es una estación intermedia entre Da
Nang y Ninh Binh nos han dicho que no nos iban a dejar subirnos al tren
en una estación distinta de la que viene consignada como origen en el
billete. Esto en cristiano es como si tengo un billete de tren entre
Algeciras y Madrid y no me dejan subirme al tren en Antequera. Raro,
pero es lo que nos han dicho. Los de la agencia nos han devuelto el
dinero del autobús y nos han dado la opción de un coche privado que nos
llevaría a visitar Hue y luego de vuelta a Da Nang a tiempo de coger el
tren. Buena opción pero el precio no nos convencía, por lo que Fran y yo
nos hemos ido en busca de una oferta mejor y la hemos conseguido: en la
calle hemos encontrado a un tipo que nos ha ofrecido los servicios de
"su hermano" por un 30% menos. No es que nos hayamos ido con un
particular cualquiera, Tommy, como se ha bautizado él mismo para los
foráneos, se dedica profesionalmente a hacer tours con "touristas" y
apostaría a que las dos agencias que hemos visitado lo han llamado a él y
por eso "su hermano" ya estaba al tanto de que había dos pringados
buscando un chófer por los alrededores. El 30% de diferencia en el
precio sería la ganancia que se queda la agencia por ponernos en
contacto. Supongo que el porcentaje del "hermano" es menor.
Parecía
que a pesar de salirnos del presupuesto diario habíamos enderezado el
día. Pero no. Hemos tardado unas 3 horas en hacer los 130 km que separan
Hoi An de Hue y casi lo mismo en los 100 de vuelta entre Hue y Da Nang,
contando el tiempo atascados en el centro de la ciudad para llegar a la
estación de tren. Y es que como ya habíamos notado hace dos días los
límites de velocidad son muy bajos. Total que hemos tenido sólo 3 horas
escasas para visitar la Ciudadela de Hue y uno de los mausoleos de los
emperadores que hay repartidos a las afueras de la ciudad, el del
emperador Nguyen Khai Dinh. Ni siquiera hemos podido ver la ciudad de
Hue en sí.
La Ciudadela está en plena reconstrucción porque parece ser que los americanos bombardearon la zona durante la guerra y la dejaron hecha unos zorros. Aunque es bastante impresionante por su tamaño y la cantidad de edificios que alberga nos ha decepcionado un poco porque la mayoría de los edificios son bastante recientes y encima la hemos visto a la bulla y corriendo. Nos ha gustado
más la tumba del emperador. Lo
mismo el centro de Hue merecía más la pena pero no ha habido tiempo para
más, ¡ni para comer!
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Puerta de Hiển Nhân en la Ciudadela de Hue |
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Uno de los palacios en el interior de la Ciudadela |
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Teatro Real de la Ciudadela |
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Uno de los pasillos que comunican templos y palacios en la Ciudadela |
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Pagoda en la Ciudadela |
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Uno de los últimos emperadores mandó construir una Pista de Tenis Imperial dentro de la misma Ciudad Prohibida Púrpura de la Ciudadela. Teniendo en cuenta que a la Ciudad Prohibida sólo podían acceder el emperador, sus concubinas y sus criados eunucos, ¿contra quién jugaría? |
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Entrada al mausoleo del emperador Nguyen Khai Dinh |
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Estatuas en el mausoleo del emperador Nguyen Khai Dinh |
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El de la estatua dorada, no confundir con el de la gorra roja, es el emperador Nguyen Khai Dinh. Por cierto, según la Wikipedia Nguyen es el apellido más común de Vietnam, lo que explicaría que sea una palabra que se ve en todas partes. |
Lo mejor del día ha sido poder hablar con Tommy acerca del país, las costumbres, la comida, la
religión, el gobierno (aunque no me he atrevido mucho con esto), la
guerra con los americanos, etc. También ha sido interesante atravesar los pueblos que se extienden a los lados de la carretera y ver cómo los niños van al colegio en bicicleta jugándose la vida tan tranquilos entre los coches, los camiones y los autobuses, confieso que he sufrido un poco viéndolos. Lo más divertido ha sido a última hora, al llegar a Da Nang, ver cómo se
desenvolvían los vietnamitas en el intenso tráfico de la ciudad en hora
punta bajo un terrible chaparrón. Pues como si nada, todos los ciclistas
y motoristas sacan un chubasquero de no sé dónde y a seguir con sus
caóticas normas de circulación. Son tremendos, invencibles.
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