sábado, 22 de noviembre de 2014

Cat Ba 15/11/2014

Después del desayuno hemos alquilado unas motos y nos hemos ido a recorrer la isla, o parte de ella. Primero el parque natural que ocupa la mitad de su extensión, hemos hecho un ratito de senderismo, disfrutando del verdor de los árboles, que no del frescor porque el día estaba nublado, y fotografiando mariposas cuando se dejaban, y hemos subido a un pequeño monte llamado Ngu Lam, de tan sólo unos 200 metros de altura pero suficientes para disfrutar de las vistas.

Cartelito para que los turistas no nos perdamos, por aquí el Ngu Lam, por aquí la salida.
El estrecho y empinado sendero que lleva hasta lo alto lo están areglando para que sea fácilmente accesible, con peldaños y barandas y todo eso, y estaba jalonado de obreros que se pasaban de mano en mano el material necesario hasta la cima, donde están construyendo un mirador. Los visitantes somos un estorbo porque para que podamos pasar tienen ellos que parar de trabajar, aunque no les importaba mucho, nos iban recibiendo con sonrisas, saludos e incluso nos tendían la mano para ayudarnos a subir. Ya arriba hemos compartido una pequeña plataforma de madera con más obreros y con más turistas. Hemos coincidido allí con una excursión organizada y no sabemos si es que ha sido mala suerte o es que no paran de llegar excursiones en todo el día. En fin, lo importante, el paisaje, precioso, parecido a lo que habíamos visto en Ninh Binh, multitud de pequeños montes y promontorios cubiertos de vegetacion y repartidos aquí y allá de manera que da la sensación de que uno está rodeado de grandes cadenas montañosas con muchos picos y sierras cuando la realidad es que rara vez superan unos cientos de metros. Es como un mar verde lleno de olas. Lástima el día nublado.

Vista desde la cima del Ngu Lam.
Cuando nos hemos convencido de que por más que esperáramos no nos quedaríamos allí arriba solos hemos bajado y nos hemos ido a una cueva excavada en uno de los promontorios y usada por los vietnamitas como hospital oculto durante la guerra. El interior tiene tres niveles en los que hay pasillos con habitaciones de diferentes tamaños para las distintas necesidades del hospital: habitaciones de enfermos, quirófanos, etc. Ya debe ser duro estar en un hospital lleno de heridos de guerra, rodeado de enfermedades, sangre, miembros amputados, gangrena, y en definitiva muerte, quizá esperando la tuya propia, si encima estás bajo en una cueva sin ventilación ni luz natural ya debe ser terrible.
Esto es lo que se ve desde la entrada a la cueva-hospital. En tiempos de guerra oculto, ahora con banderita y todo para que se vea bien dónde está.
Y para terminar habíamos pensado irnos a alguna playa para comer algunas provisiones que compramos en el supermercado, tomar el sol y bañarnos pero el día seguía nublado y lo único q hemos hecho en la playa ha sido comer y dormir la siesta. El agua estaba buena pero con el cielo cubierto no apetece bañarse.

Playa en Cat Ba.
Antes de irnos a dormir hemos concertado con un familiar del dueño del hotel lo que vamos a hacer en los próximos dos días aquí: recorrer en un barco para nosotros solos parte de la bahía alejados lo más posible de los grupos de turistas y dormir en una casa flotante. De hecho es para lo que se viene a la bahía de Ha Long, las excursiones de hoy han sido para ocupar el día. Suena que va a ser genial.

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