sábado, 22 de noviembre de 2014

Cat Ba 15/11/2014

Después del desayuno hemos alquilado unas motos y nos hemos ido a recorrer la isla, o parte de ella. Primero el parque natural que ocupa la mitad de su extensión, hemos hecho un ratito de senderismo, disfrutando del verdor de los árboles, que no del frescor porque el día estaba nublado, y fotografiando mariposas cuando se dejaban, y hemos subido a un pequeño monte llamado Ngu Lam, de tan sólo unos 200 metros de altura pero suficientes para disfrutar de las vistas.

Cartelito para que los turistas no nos perdamos, por aquí el Ngu Lam, por aquí la salida.
El estrecho y empinado sendero que lleva hasta lo alto lo están areglando para que sea fácilmente accesible, con peldaños y barandas y todo eso, y estaba jalonado de obreros que se pasaban de mano en mano el material necesario hasta la cima, donde están construyendo un mirador. Los visitantes somos un estorbo porque para que podamos pasar tienen ellos que parar de trabajar, aunque no les importaba mucho, nos iban recibiendo con sonrisas, saludos e incluso nos tendían la mano para ayudarnos a subir. Ya arriba hemos compartido una pequeña plataforma de madera con más obreros y con más turistas. Hemos coincidido allí con una excursión organizada y no sabemos si es que ha sido mala suerte o es que no paran de llegar excursiones en todo el día. En fin, lo importante, el paisaje, precioso, parecido a lo que habíamos visto en Ninh Binh, multitud de pequeños montes y promontorios cubiertos de vegetacion y repartidos aquí y allá de manera que da la sensación de que uno está rodeado de grandes cadenas montañosas con muchos picos y sierras cuando la realidad es que rara vez superan unos cientos de metros. Es como un mar verde lleno de olas. Lástima el día nublado.

Vista desde la cima del Ngu Lam.
Cuando nos hemos convencido de que por más que esperáramos no nos quedaríamos allí arriba solos hemos bajado y nos hemos ido a una cueva excavada en uno de los promontorios y usada por los vietnamitas como hospital oculto durante la guerra. El interior tiene tres niveles en los que hay pasillos con habitaciones de diferentes tamaños para las distintas necesidades del hospital: habitaciones de enfermos, quirófanos, etc. Ya debe ser duro estar en un hospital lleno de heridos de guerra, rodeado de enfermedades, sangre, miembros amputados, gangrena, y en definitiva muerte, quizá esperando la tuya propia, si encima estás bajo en una cueva sin ventilación ni luz natural ya debe ser terrible.
Esto es lo que se ve desde la entrada a la cueva-hospital. En tiempos de guerra oculto, ahora con banderita y todo para que se vea bien dónde está.
Y para terminar habíamos pensado irnos a alguna playa para comer algunas provisiones que compramos en el supermercado, tomar el sol y bañarnos pero el día seguía nublado y lo único q hemos hecho en la playa ha sido comer y dormir la siesta. El agua estaba buena pero con el cielo cubierto no apetece bañarse.

Playa en Cat Ba.
Antes de irnos a dormir hemos concertado con un familiar del dueño del hotel lo que vamos a hacer en los próximos dos días aquí: recorrer en un barco para nosotros solos parte de la bahía alejados lo más posible de los grupos de turistas y dormir en una casa flotante. De hecho es para lo que se viene a la bahía de Ha Long, las excursiones de hoy han sido para ocupar el día. Suena que va a ser genial.

Ninh Binh - Cat Ba 14/11/2014

Fran y yo hemos madrugado bastante para ir a la estación de autobuses a por billetes para Haiphong pero llegando a la puerta nos han abordado dos vietnamitas al grito de "¡Haiphong!, ¡Haiphong!" como si nos estuvieran esperando desesperados. En medio del caos de sus gritos y el desconocimiento de un idioma común no sé cómo nos hemos enterado por un lado nosotros de que ellos eran los que llevaban el bus a Haiphong y por otro lado ellos de que teníamos que pasar por el hotel para recoger a las chicas. El caso es que nos han metido a empujones en el autobús y han salido pitando hasta nuestro hotel. Menudo sainete se ha montado con el bus en mitad de la calle, los vietnamitas metiendo prisa y nosotros acarreando equipajes y corriendo mientras nos despedíamos de los recepcionistas y recuperabamos los pasaportes que habíamos dejado allí el día anterior.

Viaje larguísimo para hacer sólo algo más de 100 km como es común aquí, aún no lo entiendo, amenizado por el vietnamita que no era el chófer. Éste era una especie de revisor que se ha dedicado a cobrar billetes, subir y echar gente en marcha del bus (literal), abrir la puerta para lanzar improperios a otros conductores y escupir,.. mientras el autobús, o más propiamente dicho microbús, esquivaba el caótico tráfico y nos conducía hacia la costa.

En Haiphong hemos conseguido un taxi a buen precio (por fin tengo la sensación de haber ganado o al menos haber pagado lo que me proponía en un regateo) para ir al puerto y allí hemos lidiado con los vendedores de tickets para los barcos a la isla de Cat Ba. Esto de tener que negociarlo todo cansa. La travesía ha durado unas dos horas y media hasta Cat Ba Town, al sur de la isla, y en total 7 horas después de empezar el día por fin llegamos al destino. Pero ahí no ha acabado todo. Como no teníamos hotel Fran y yo hemos recorrido varios hasta conseguir un par de habitaciones. No está mal, 8$ la noche por pareja en primera línea de costa y habitación con vistas al mar.

La bahía de Ha Long está repleta de promontorios y formaciones cársticas como las que vimos en Ninh Binh
Llegando a Cat Ba Town. Edificios estrechísimos y muy altos, se les llama "edificios cohete"
Cat Ba Town es feo pero feo, con una línea de edificios altos, estrechísimos y antiguos frente al mar y sólo un par de calles más por detrás. Además es muy aburrido, pensábamos que estaría abarrotado de guiris y que habría muchas posibilidades de pasarlo bien por la noche pero los bares cierran pronto porque hay poca gente. Parece que la mayoría visita la bahía de Ha Long en excursiones desde Hanoi y no pisa Cat Ba para nada.

Mañana daremos una vuelta por la isla a ver qué nos encontramos.
La bahía de Ha Long desde nuestra habitación en Cat Ba
Calle principal de Cat Ba

Da Nang - Ninh Binh 13/11/2014

Fran y yo hemos madrugado bastante para ir a la estación de autobuses a por billetes para Haiphong pero llegando a la puerta nos han abordado dos vietnamitas al grito de "¡Haiphong!, ¡Haiphong!" como si nos estuvieran esperando desesperados. En medio del caos de sus gritos y el desconocimiento de un idioma común no sé cómo nos hemos enterado por un lado nosotros de que ellos eran los que llevaban el bus a Haiphong y por otro lado ellos de que teníamos que pasar por el hotel para recoger a las chicas. El caso es que nos han metido a empujones en el autobús y han salido pitando hasta nuestro hotel. Menudo sainete se ha montado con el bus en mitad de la calle, los vietnamitas metiendo prisa y nosotros acarreando equipajes y corriendo mientras nos despedíamos de los recepcionistas y recuperabamos los pasaportes que habíamos dejado allí el día anterior.

Viaje larguísimo para hacer sólo algo más de 100 km como es común aquí, aún no lo entiendo, amenizado por el vietnamita que no era el chófer. Éste era una especie de revisor que se ha dedicado a cobrar billetes, subir y echar gente en marcha del bus (literal), abrir la puerta para lanzar improperios a otros conductores y escupir,.. mientras el autobús, o más propiamente dicho microbús, esquivaba el caótico tráfico y nos conducía hacia la costa.

En Haiphong hemos conseguido un taxi a buen precio (por fin tengo la sensación de haber ganado o al menos haber pagado lo que me proponía en un regateo) para ir al puerto y allí hemos lidiado con los vendedores de tickets para los barcos a la isla de Cat Ba. Esto de tener que negociarlo todo cansa. La travesía ha durado unas dos horas y media hasta Cat Ba Town, al sur de la isla, y en total 7 horas después de empezar el día por fin llegamos al destino. Pero ahí no ha acabado todo. Como no teníamos hotel Fran y yo hemos recorrido varios hasta conseguir un par de habitaciones. No está mal, 8$ la noche por pareja en primera línea de costa y habitación con vistas al mar.

Cat Ba Town es feo pero feo, con una línea de edificios altos, estrechísimos y antiguos frente al mar y sólo un par de calles más por detrás. Además es muy aburrido, pensábamos que estaría abarrotado de guiris y que habría muchas posibilidades de pasarlo bien por la noche pero los bares cierran pronto porque hay poca gente. Parece que la mayoría visita la bahía de Ha Long en excursiones desde Hanoi y no pisa Cat Ba para nada.
La bahía de Ha Long está repleta de promontorios y formaciones cársticas como las que vimos en Ninh Binh

Llegando a Cat Ba Town. Edificios estrechísimos y muy altos, se les llama "edificios cohete"
Mañana daremos una vuelta por la isla a ver qué nos encontramos.
La bahía de Ha Long desde nuestra habitación en Cat Ba
Calle principal de Cat Ba

lunes, 17 de noviembre de 2014

Hoi An - Hue - Da Nang... El día del pinchazo 12/11/2014

Cuando empezamos a planear el viaje Hoi An no estaba al principio sino en el medio, de hecho está en el centro del país, por lo que pensamos que sería el lugar perfecto para descansar después de la primera semana y antes de acometer la segunda y decidimos pasar dos días aparte del de llegada aquí, relajándonos en la playa. Pero cuando le dimos la vuelta a los planes para encajar todas las visitas y los transportes movimos Hoi An en el calendario como un bloque, los tres días, sin pensar que al ser la primera parada no íbamos a necesitar ese día de descanso, que ahora nos sobraba. Sobre la marcha hemos cambiado el plan para hoy y bueno, a veces las cosas improvisadas salen muy bien y otras no tanto, hoy no es que haya sido un desastre pero ha sido un "no tanto". Se puede decir que hemos pinchado, pero siempre hay algún día del pinchazo en los viajes y siendo optimistas podemos pensar que el de este viaje ha sido hoy y que a partir de ahora va a ser todo genial.

El plan improvisado consistía en que aprovechando que teníamos billetes de tren comprados para ir esta noche de Da Nang a Ninh Binh y que en ese recorrido hay que pasar por Hue, si nos íbamos a Hue en autobús por la mañana podíamos visitar la ciudad en sí y su Ciudadela, reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, y a la noche coger allí mismo nuestro tren para continuar hacia el norte. Un plan perfecto. En la agencia del hotel nos han vendido los billetes de autobús a 4$, uno más que el precio en la estación pero con la ventaja de que nos recogen en la misma puerta y luego han llamado a la compañía de ferrocarriles para confirmar que podíamos coger el tren en Hue en lugar de en Da Nang. Y ahí ha empezado a torcerse todo. A pesar de que Hue es una estación intermedia entre Da Nang y Ninh Binh nos han dicho que no nos iban a dejar subirnos al tren en una estación distinta de la que viene consignada como origen en el billete. Esto en cristiano es como si tengo un billete de tren entre Algeciras y Madrid y no me dejan subirme al tren en Antequera. Raro, pero es lo que nos han dicho. Los de la agencia nos han devuelto el dinero del autobús y nos han dado la opción de un coche privado que nos llevaría a visitar Hue y luego de vuelta a Da Nang a tiempo de coger el tren. Buena opción pero el precio no nos convencía, por lo que Fran y yo nos hemos ido en busca de una oferta mejor y la hemos conseguido: en la calle hemos encontrado a un tipo que nos ha ofrecido los servicios de "su hermano" por un 30% menos. No es que nos hayamos ido con un particular cualquiera, Tommy, como se ha bautizado él mismo para los foráneos, se dedica profesionalmente a hacer tours con "touristas" y apostaría a que las dos agencias que hemos visitado lo han llamado a él y por eso "su hermano" ya estaba al tanto de que había dos pringados buscando un chófer por los alrededores. El 30% de diferencia en el precio sería la ganancia que se queda la agencia por ponernos en contacto. Supongo que el porcentaje del "hermano" es menor.

Parecía que a pesar de salirnos del presupuesto diario habíamos enderezado el día. Pero no. Hemos tardado unas 3 horas en hacer los 130 km que separan Hoi An de Hue y casi lo mismo en los 100 de vuelta entre Hue y Da Nang, contando el tiempo atascados en el centro de la ciudad para llegar a la estación de tren. Y es que como ya habíamos notado hace dos días los límites de velocidad son muy bajos. Total que hemos tenido sólo 3 horas escasas para visitar la Ciudadela de Hue y uno de los mausoleos de los emperadores que hay repartidos a las afueras de la ciudad, el del emperador Nguyen Khai Dinh. Ni siquiera hemos podido ver la ciudad de Hue en sí.

La Ciudadela está en plena reconstrucción porque parece ser que los americanos bombardearon la zona durante la guerra y la dejaron hecha unos zorros. Aunque es bastante impresionante por su tamaño y la cantidad de edificios que alberga nos ha decepcionado un poco porque la mayoría de los edificios son bastante recientes y encima la hemos visto a la bulla y corriendo. Nos ha gustado más la tumba del emperador. Lo mismo el centro de Hue merecía más la pena pero no ha habido tiempo para más, ¡ni para comer!

Puerta de Hiển Nhân en la Ciudadela de Hue

Uno de los palacios en el interior de la Ciudadela

Teatro Real de la Ciudadela

Uno de los pasillos que comunican templos y palacios en la Ciudadela

Pagoda en la Ciudadela

Uno de los últimos emperadores mandó construir una Pista de Tenis Imperial dentro de la misma Ciudad Prohibida Púrpura de la Ciudadela. Teniendo en cuenta que a la Ciudad Prohibida sólo podían acceder el emperador, sus concubinas y sus criados eunucos, ¿contra quién jugaría?

Entrada al mausoleo del emperador Nguyen Khai Dinh

Estatuas en el mausoleo del emperador Nguyen Khai Dinh
El de la estatua dorada, no confundir con el de la gorra roja, es el emperador Nguyen Khai Dinh. Por cierto, según la Wikipedia Nguyen es el apellido más común de Vietnam, lo que explicaría que sea una palabra que se ve en todas partes.
Lo mejor del día ha sido poder hablar con Tommy acerca del país, las costumbres, la comida, la religión, el gobierno (aunque no me he atrevido mucho con esto), la guerra con los americanos, etc. También ha sido interesante atravesar los pueblos que se extienden a los lados de la carretera y ver cómo los niños van al colegio en bicicleta jugándose la vida tan tranquilos entre los coches, los camiones y los autobuses, confieso que he sufrido un poco viéndolos. Lo más divertido ha sido a última hora, al llegar a Da Nang, ver cómo se desenvolvían los vietnamitas en el intenso tráfico de la ciudad en hora punta bajo un terrible chaparrón. Pues como si nada, todos los ciclistas y motoristas sacan un chubasquero de no sé dónde y a seguir con sus caóticas normas de circulación. Son tremendos, invencibles.

Hoi An 11/11/2014

Esta mañana repetimos visita matinal a la playa pero esta vez no buscamos una playa solitaria sino que fuimos a la que en propiedad es la playa de Hoi An, o sea, a la que van todos los turistas, llamada playa de Cua Dai. De todas formas como la playa mide unos pocos de kilómetros y a los guiris lo que les gusta son las sombrillas y las hamacas no nos ha costado encontrar un gran tramo solitario donde no había hamacas de alquiler, así que es como si hubiéramos estado de nuevo solos. Me he pegado 3 horas sin salir del agua jugando con las olas, arrugadito he salido.

Playa de Cua Dai en Hoi An

Barcas de pescadores locales en la orilla

Así es la carretera que lleva hasta la playa de Cua Dai vista desde un ciclomotor, hemos tenido suerte, hay poco tráfico
Aunque yo prefería comer en el centro se ha impuesto la opinión de la mayoría, 3 contra 1, y no hemos ido a visitarlo por fin de día hasta después de comer. Lástima porque hemos perdido la oportunidad de comer en el mercado y además como anochece pronto no hemos tenido mucho tiempo para pasear a la luz del día. O al menos todo el tiempo que a mi me hubiera gustado.

El mercado central de Hoi An es prácticamente lo primero que te encuentras en el centro histórico, cerrado al tráfico a motor varias horas al día para disfrute y tranquilidad de los turistas. En la puerta hay un pozo del que vi sacar agua a una vieja tendera para fregar unos cacharros, supongo que más por costumbre que porque el mercado carezca de agua corriente. Dentro del mercado los puestos están repartidos en hileras estrechas de manera que por los pasillos sólo se puede transitar casi de uno en uno mientras las vendedoras te ofrecen su mercancía, a veces poniendotela literalmente debajo de la nariz, aunque no se puede decir que sean pesadas o agobiantes, una sonrisa y una ligera negación con la cabeza bastan para que no insistan y te dejen libre de caer en las manos de la siguiente. Especias, café, dulces, frutas, verduras, carnes, pescados, mariscos,... y lo mejor es que te dan a probar e incluso hay algunos puestos con un mostradorcito y bancos donde comer los platos típicos a la mitad de precio que en los restaurantes. Fuera del mercado las tiendas ofrecen los otros productos típicos de la ciudad, artículos de piel y seda, farolillos, trajes a medida, pinturas y souvenirs. Todos los edificios tienen la estructura de una casa tradicional y es por esto y por su conservación por lo que supongo que la ciudad cuenta con el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Realmente creo que lo merece, estoy seguro que esta visita va a ser uno de los recuerdos que quedarán para siempre en mi memoria. Las casas son estrechas, de dos o tres metros, no más, pero alargadas hacia el fondo, la puerta principal abierta da acceso al portal o tienda donde se ubica el negocio que da de comer a la familia y después hay un patio para separarlo de las estancias más íntimas. Afortunadamente hay casas abiertas al público para visitarlas y algunos cafés ocupan toda una vivienda incluído el patio con lo que es fácil hacerse una idea. También hay algún templo y salas de asambleas donde se reunían los diferentes gremios o comunidades de la ciudad.

Sala de asambleas Zhao Zhao (Hội quán Triều Châu)

Alrededores del mercado central de Hoi An

Balcón en Hoi An

Centro histórico de Hoi An

Finalmente se llega al puente cubierto japonés, símbolo de la ciudad y que fue contruido por los comerciantes japoneses del otro lado del río para comunicar su barrio con el de los comerciantes chinos.

Puente cubierto japonés

Las dos orillas del río están llenas de cafeterías y restaurantes en los que relajarse con un refresco o una rica cena mientras se contemplan el puente iluminado, el ir y venir de turistas, los vendedores de comida ambulantes, las bicicletas y las vendedoras de farolillos de la suerte que hay que depositar en el río tras encender la vela de su interior para que los deseos se cumplan.

Vista al otro lado del río Thu Bon

Los barcos con los ojos rasgados nos han llamado mucho la atención
Puente sobre el río Thu Bon

Orilla del río Thu Bon desde el puente

Ho Chi Minh - Hoi An 10/11/2014

Después de las veintipico horas de viaje para llegar a Vietnam, sólo pudimos disfrutar de unas cinco horas de cama antes de tener que madrugar otra vez y coger otro avión. De Ho Chi Minh volamos a Da Nang y allí cogimos un taxi hasta la cercana Hoi An. Pese a haber sólo 30 km sobre una carretera ancha de doble carril y prácticamente vacía el trayecto duró casi una hora porque los límites de velocidad permitidos son muy bajos. Supongo que como contrapartida a que las normas de circulación no se respetan mucho y va cada uno a su aire, se intenta minimizar el número de accidentes y su gravedad limitando la velocidad. El vivo del taxista nos pidió más dinero del acordado al terminar el recorrido pero no picamos, le dimos la cantidad que dijimos de inicio y lo dejamos plantado. Va a haber que ir con mil ojos con la gente, el país es muy seguro, saben que tienes dinero pero no te van a atracar directamente, no les hace falta, ya se quedarán con tu dinero cada vez que compres algo.

Una vez instalados y desayunados alquilamos un par de ciclomotores para recorrer los cuatro kilómetros que separan la ciudad Hoi An de su playa y pasamos toda la mañana en una pequeña cala los cuatros solos. No es que fuera una playa paradisíaca pero estaba bastante bien.

Playa en Hoi An
Tras bañarnos y echar un sueñecito para recuperar parte del sueño perdido nos fuimos a comer y a empezar a disfrutar (sobre todo yo) de la buenísima comida vietnamita. El restaurante no era de cinco tenedores, la foto no se ve muy bien porque está hecha con el móvil y la carta tiene la misma pinta de la de los restaurantes españoles que ofrecen platos combinados, pero sirve para hacerse una idea y poder ver los precios (1 € = 25000 Dongs):

Algunos platos típicos de la zona

Terminamos ya bastante tarde y se acercaba el anochecer, así que nuestra primera visita al centro de Hoi An, declarado Patrimonio de la Humanidad, fue ya de noche.

Vista nocturna al otro lado del río Thu Bon en Hoi An

Puente japonés, símbolo de la ciudad de Hoi An
Orilla del río Thu Bon en Hoi An

Centro histórico de Hoi An


domingo, 9 de noviembre de 2014

Los Barrios - Fuengirola - Estambul - Bangkok... ¡nos hemos equivocado de avión! - Ho Chi Minh 8-9/11/2014


Las vacaciones empezaron de la manera habitual: madrugón, el equipaje en el último minuto, ida a Fuengirola, fotomatón de urgencia para los visados, aeropuerto, check-in al límite y entrada triunfal al avión cuando ya está lleno. Tras un tranquilo vuelo y una espera de varias horas en el concurrido aeropuerto de Estambul donde recuperamos fuerzas con las degustaciones gratis de dulces locales fuimos a buscar la puerta de embarque. Nos sorprendió que el embarque era compartido entre nuestro vuelo a Ho Chi Minh y otro a Bangkok pero pensamos que tras mostrar la tarjeta de embarque el pasillo posterior se bifurcaría y nos separarían en dos aviones. El caso es que todas las tarjetas de embarque que lográbamos ver de reojo tenían impreso el destino Bangkok... Y no hubo o con la euforia del viaje no vimos la bifurcación y nos metimos derechitos al primer avión que pillamos. Una vez a bordo, como vimos gente que estábamos seguros iba a Bangkok empezamos a ponernos nerviosos, le preguntamos a una pareja, Bangkok, confirmaron. Es posible que hagamos escala allí pero no tengamos que bajarnos, sólo a dejar gente, sugerí. Hombre, esto no es un autobús, me respondió alguien. Vamos a preguntarle a una azafata y salimos de dudas. Y fue peor:
- Perdone, señorita, ¿este avión va a Bangkok?
- Sí.
- Pero es que nosotros vamos a Ho Chi Minh.
- ¿Perdón?
- Que nosotros vamos a Ho Chi Minh.
- ¿Cómo?
- Ho... Chi... Minh.
- Perdone, no le entiendo, ¿adónde?
- Vi-et-nam, Vi-et-nam.
Y entonces dejó de sonreír, se puso nerviosa y salió corriendo. Y claro, ya me puse nervioso yo, ¿a que es verdad que nos hemos equivocado y van a tener que sacarnos del avión y meternos en el otro a toda prisa? Y eso si el otro no se ha ido ya. Dos minutos después, otra azafata con más tablas nos explicó la situación, el avión aterriza en Bangkok para dejar a algunos pasajeros, recoger a otros y seguir hasta Saigón (el nombre antiguo de Ho Chi Minh), nosotros no tenemos que bajarnos y habrá además un relevo en la tripulación, por eso la chica de antes no sabía que el avión seguía volando una vez que ella se bajaba. Esta parada inesperada hace que el vuelo tarde unas 4 o 5 horas más de lo debido entre desviarse, aterrizar, soltar gente, limpiarlo, embarcar más pasajeros, despegar,... Con las ganas que teníamos de llegar.

Ya en el aeropuerto de Ho Chi Minh City o Saigón, como se prefiera, fuimos a conseguir nuestro visado con la invitación de entrada al país que habíamos tramitado días atrás. Otra hora perdida esperando el trámite. El aeropuerto se veía moderno y la gente también, más de lo que esperábamos, podríamos estar en cualquier otro país del mundo desarrollado, pero daba la sensación de haber un poco de desorganización entre el funcionariado... me he liado, podríamos estar en cualquier país del mundo desarrollado y punto. Después de una hora de papeleo al fin entramos en Vietnam, cambiamos dinero a buen precio, contratamos un taxi a coste fijo sin taxímetro por 400 000 dongs (unos 16 euros) y salimos volando del aeropuerto.

El trayecto al hotel fue divertidísimo. De repente nos vimos inmersos en un mar de ciclomotores que se movían por todos lados y en todas direcciones alrededor de los coches. Más motos juntas que las que había visto por separado en mi vida. Ciclomotores de todos los tipos y tamaños conducidos por gente de todas las edades y tamaños y totalmente ocupados por una, dos, tres ¡y hasta cuatro personas! Lo pasamos genial viendo cómo se movían de un lado a otro, cambiaban de carril, salían o entraban en los cruces, esquivaban a otros coches o motos... y todo sin usar los intermitentes, sólo el claxon, y sin reglas ni orden aparente.

Más tarde nos tocó a nosotros, como peatones, lidiar con el tráfico para ir a cenar, pero aprendimos pronto a movernos y cruzar las calles. Como no respetan los pasos de peatones ni los cruces ni casi los semáforos y en ningún momento se queda la calle vacía, el truco está en olvidarse de las motos y centrarse sólo en los coches. Una vez no vienen coches se empieza a cruzar en línea recta, con paso firme y sin dudar ni pararse, son las motos las que se van a preocupar de esquivarte a ti y en cuanto te ven varían su dirección para pasar sin tocarte. Si te paras o cambias bruscamente tu movimiento puedes liarlos y provocar entonces una caída o peor aún, que te atropellen.
Nos fuimos a los alrededores de Pham Ngu Lao, que habíamos leído era una buena zona para cenar, y acabamos cenando unos deliciosos noodles y tomando unas cervezas locales sentados en unos banquitos para niños pequeños y rodeados literalmente por jóvenes vietnamitas en una terraza abarrotada.

 
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