El libro se llama El Ocho y es del estilo del Codigo da Vinci y todas esas porquerias que se pusieron de moda hace unos años. por supuesto mezcla hechos del pasado con hechos actuales, la iglesia está por medio, hay un objeto antiguo que buscar (un ajedrez), la busqueda lleva a los protagonistas a varias ciudades del mundo, a la protagonista le lee el futuro una pitonisa que le cuenta un galimatías ininteligible pero que luego irá cuadrando palabra por palabra con el misterio que hay que resolver, etc.
Yo ya sospechaba que iba a ser así y en las 100 primeras páginas mis sospechas se han confirmado. he estado a punto de no empezarlo, de hecho durante un día viajó en mi mochila pero preferí ver el paisaje a través de la ventana del autobús a comenzar la lectura, pero finalmente me he obligado, he borrado de mi mente el pensamiento de que este libro me hará perder unas dos semanas en las que podría leer algo de provecho, incluso he borrado la tentación de dejarlo olvidado en el asiento del bus para que lo encuentre alguien que lo pueda disfrutar más que yo, pero bueno, al fin y al cabo me lo regaló mi hermana con la mejor de las intenciones y más de una vez me ha preguntado si me lo he leído. Por suerte tenemos mucha confianza y sé que no se enfadará cuando le diga que era un mojoncillo de libro y por suerte no me regaló la edición navideña sino la edición de bolsillo, unos 5 euros, supongo.
... Una hora después ...
- Jajajajajjaja. Yo me lo leí con 17 o 18 años, cuando devoraba libros de novela histórica eclesiásticos tipo thriller. Acabe tan cansado de lo mismo que me prometí no volver a coger ninguno en muuuuuuuchos años, y aún sigo.
Hace un par de años la misma autora sacó la continuación, se llama "el fuego" o algo así. Se ve que le gustan los títulos escuetos.
De todas las novelas similares que leí, la que más me gustó fue "el último catón", de Matilde Asensi. Aprende uno mucho de "la divina comedia" en ese libro.
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Aún sigo leyéndolo en el autobús y aún sigo sufriendo la tentación de abandonar el libro en el asiento cuando me voy. ¡Dios mío qué malo! La de patadas a la Historia que le da... y que todo el mundo con quien se encuentra la protagonista sepa algo sobre ajedrez y sobre un puñetero tablero del que se supone que nadie sabe nada... y todo el mundo le habla en clave: el ajedrez es la vida y el peón llegará a su destino cuando el caballo salte la torre de no se qué, y cosas así. Joder, decidle las cosas en cristiano a la chavala.
ResponderEliminarMenudo mojón.