- Is it true that people in Spain listen to music in English and they don´t understand anything?
- Yes, I do it since I´m a child.
- But if you don´t understand what they are saying, how can you like it?
- The voice is like another instrument, you don´t need to understand, you like the sound, the melody,...
- And they also pretend to sing and invent the lyrics?
- Yeah! Don´t you do the same in your country?
- No! That´s stupid!
- It´s not, it´s very funny.
- How is that possible? I can´t believe it.
- No? Listen to this: ichufaino chaunchaun...!!!
sábado, 24 de noviembre de 2012
jueves, 8 de noviembre de 2012
Yo, robot
Lo acabo de terminar, aquí en la AEAT. Sé que a pesar de tener pocas páginas (unas 380) he tardado bastante en leerlo. Puede que haya sido porque contener 8 o 9 relatos independientes cada vez que empezaba el que venía a continuación era como abrir un libro nuevo, con el consecuente desapego que se tiene al comenzar un libro que cae en nuestras manos por primera vez. Pensándolo bien, he de reconocer que lo que acabo de escribir no es más que una soberana excusa; en la Saga de la Fundación los protagonistas y situaciones variaban por el inexorable paso del tiempo en la trilogía, necesario para lo que Asimov trataba de contar. Puede que haya estado en mi mesita más de la cuenta por leerlo con detenimiento, disfrutando cada pagina. O simplemente que no le he dedicado lo debido para que hubiera continuidad en la lectura, y por ende me creara adicción.
Alex Proyas dirigió una película en 2004 de título homónimo pero que poco tenía que ver con algún relato del gran escritor de ciencia ficción. Algo de su obra había, como las famosas Leyes de la Robótica o el cameo de la Doctora Calvin, protagonista en cada cuento de este libro, pero en lo referido al guión, nada, o casi nada. Recuerdo un guiño: casi al final de la película, hay un diálogo de la propia doctora conversando con el robot (del que tanto desconfía Will Smith) donde la máquina le comenta que había tenido un sueño en el que veía a un hombre que gritaba "¡Deja libre a mi gente!"; cuando la doctora le pregunta quien era el hombre el robot contesta: "Yo era el hombre". Escalofríante, ¿verdad? Éste diálogo está inspirado en el relato "Sueños de robot", ausente en el libro que acontece.
Para dilucidar el nivel de este libro es obligatorio observar desde una perspectiva global, ateniéndose al conjunto de historias que cuenta. Describe el funcionamiento de la sociedad y el impacto en ella por la llegada y el avance de los robots. Desde el nacimiento del primer robot súper nanny, que no hablaba y apenas servía en las labores del hogar, Asimov enlaza cuentos que crecen en complejidad y que son independientes entre sí (es habitual entre sus lectores leer relatos sueltos), pero que en realidad siguen siendo el mismo, con idéntica estructura, hasta llegar a maquinas inteligentes que organizan y de las que dependen la humanidad. Como he mencionado, el planteamiento es esquemático, cada relato es semejante al resto; en todos el nudo de la historia se provoca por una incoherencia, una contradicción a resolver en alguna de las tres leyes de la robótica que él mismo inventó (1- un robot no puede hacer daño a un humano ni permitir por inacción que sufra, 2- un robot debe obedecer a un humano siempre que no incumpla la primera ley, 3- un robot debe cuidarse a si mismo siempre que no incumpla ninguna de las dos primeras leyes, tirando de memoria). Sin duda son icónicas de su vida profesional.
En este compendio de geniales y, por qué no, futuros problemas a los que tendrán que enfrentarse nuestros sucesores, podremos encontrarnos robots que mienten por no hacer daño, que se pierden concienzudamente por una orden mal enunciada o robots cuyo cerebro positrónico controla naves e industrias. Un libro delicado, donde lo frío no es el metal, sino la carne, donde se insinuan preguntas filosóficas, batallas de la evolución. En el que el lector se pregunta, cuando menos se lo espera, qué ser merece más la vida.
jueves, 1 de noviembre de 2012
La montaña mágica
No sé cómo plantear este comentario sobre La montaña mágica de Thomas Mann porque es fácil que desvele quizá parte del argumento de la novela y no me gustaría. Intentaré ir escribiendo según me vayan viniendo ideas y sensaciones sobre su lectura a la cabeza y luego haré un repaso para eliminar cualquier alusión importante a la trama cuando sea posible sin restar coherencia al resto del escrito. Así que es bastante probable que todo me quede bastante artificial, forzado y soso.
Si alguien me preguntara si le aconsejo leer este libro o si me ha gustado le diría que sí, pero: se me ha hecho (bastante) largo, a ratos interesante, a ratos ligero, a ratos denso y a ratos (ratos bastante largos) muy pesado, por no decir un coñazo. Nada más terminarlo no sentí la pena que me suele dar, como la que se siente ante una despedida, cuando acabo un libro especialmente si me ha gustado mucho o si es muy largo y he pasado mucho tiempo leyéndolo. Me gusta más una vez tengo la idea total en la cabeza, han pasado unos pocos días y he podido pensar en él globalmente, así que tengo la sensación de que me ha gustado pero que no lo he disfrutado. ¿Se me entiende?
Y ahora es cuando viene la parte en que escribiré sobre el libro en sí y tendré que repasar y mutilar después.
Thomas Mann. By Nobel Foundation [Public domain], via Wikimedia Commons |
Y ahora es cuando viene la parte en que escribiré sobre el libro en sí y tendré que repasar y mutilar después.
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