En plenos impuestos no debería estar haciendo esto. Te detallo algunas impresiones de Lo Imposible.
Lo primero es reiterar lo que me produce más urticaria: su éxito en taquilla nos recuerda el axioma de que muchísima gente ve Telecinco. Cuando fuimos el viernes a verla, iba con la mosca detrás de la oreja. Nos llamó M*** para decirnos que no había apenas entradas, que debíamos verla (íbamos seis) separados en tres grupos y bastante hacia adelante, y además que en las sesiones posteriores la sala estaba igual de repleta. Yo propuse posponer el plan, ir un día del espectador para rebajar el precio (y la compañía), pero nada; había que verla ese día sí o sí. El martillo de Telecinco ha hecho estupendamente su trabajo, al igual que con Tadeo Jones, record en salas de cine también.
Todo esto que te digo uno encima lo critica con cierto cargo de conciencia. No sé si alegrarme de todos modos porque la gente vaya al cine, sea a lo que sea (Torrente), dado el estado crítico del cine español, subiéndome al carro de que el fin justifica los medios. Digamos que mi sensación es parecida a cuando se difundió la lectura masiva de El Código da Vinci. Que los borregos lean lo que sea, pero que al menos lean algo.
Dicho esto, empecemos por algunos, pocos, puntos de vista sobre la película.
Juan Antonio Bayona, hasta la fecha, tiene sólo una película publicada. Eso no es malo, ni mucho menos. El problema aparece cuando tu ópera prima (El Orfanato), enfocada hacia el cine de terror psicológico, te deja tan marcado, digo yo, que utilizas música y efectos sonoros (incremento del volumen) en una película que nada tiene que ver con el cine de miedo. Esto desorienta mucho al espectador, escuchando unos sonidos de agitación que históricamente ha notado en otro tipo de películas, no sabe si está viendo Psicosis o un drama familiar.
Lo Imposible, por otro lado, puede herir la sensibilidad del público. Telecinco emite una retahíla de diversos reportajes, como juntar Naomy Watts con la verdadera María (personaje real en el que se inspiró en su guión Bayona), pero en ningún momento habla del impacto emocional que puede provocar está película en alguien. Como en las diez o doce personas que salieron de la sala de cine donde la vi, o como el niño de 10 años que, sentado tras mi butaca, lloraba desangelado en el minuto 25 del film. Él no lo sabía, ni los consuelos de sus padres, pero aún les quedaba trámite que pasar. Películas de catástrofes hay a montones, pero no hay tantas en las que los primeros 50 minutos sea sufrimiento físico constante de los protagonistas (La pasión de Cristo, véase). De nuevo, confusión, si voy a ver un drama familiar, bien, pero si es Walking Dead, avísame.
Lo Imposible, por otro lado, puede herir la sensibilidad del público. Telecinco emite una retahíla de diversos reportajes, como juntar Naomy Watts con la verdadera María (personaje real en el que se inspiró en su guión Bayona), pero en ningún momento habla del impacto emocional que puede provocar está película en alguien. Como en las diez o doce personas que salieron de la sala de cine donde la vi, o como el niño de 10 años que, sentado tras mi butaca, lloraba desangelado en el minuto 25 del film. Él no lo sabía, ni los consuelos de sus padres, pero aún les quedaba trámite que pasar. Películas de catástrofes hay a montones, pero no hay tantas en las que los primeros 50 minutos sea sufrimiento físico constante de los protagonistas (La pasión de Cristo, véase). De nuevo, confusión, si voy a ver un drama familiar, bien, pero si es Walking Dead, avísame.
Finalmente, para no extenderme mucho más, hablaré sobre marionetas. Una película que abarca un drama familiar, como he comentado antes, que afronta una crisis brutal de separación, dolor físico, miedo y demás condiciones que un ser humano puede sentir en esas condiciones, no necesita tirar de tanta escena ñoña artificial. Bayona provoca, inventa constantemente situaciones que afecten la sensibilidad del espectador, tratándolo de mero títere de su espectáculo. El público no es un títere, no merece sufrir cincuenta y siete escenas complacientes para aflorar la lágrima fácil. Porque de ésta forma pierden su valor, el fondo, quedan metidas con calzador.
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